El Goya de las clases sociales

GoyaUna de las entradas del Museo del Prado con la escultura de Francisco de Goya vigilante

Hasta el próximo 3 de mayo el Museo del Prado ofrecerá una muestra centrada en los cartones para tapices de Francisco de Goya. Gracias a esta exposición se da a conocer una parte de la obra de Goya que suele pasar desapercibida al lado de sus cuadros más famosos que también cuelgan de las paredes de esta pinacoteca. En este caso se centra en los cartones para tapices que el pintor realizó para decorar las estancias reales de Carlos III y Carlos IV.

Francisco de Goya y Lucientes es uno de esos grandes genios con los que no hay término medio. Muchos lo consideran un pintor sin igual al que ningún otro ha podido compararse, mientras que otros piensan que sus obras no tienen nada que ver con el realismo que ofreció un siglo antes Velázquez o Tiziano.

Pero pese a esta dualidad en el reconocimiento de su figura, en lo que todos tenemos que estar de acuerdo es en la importancia que supuso Goya a la hora de retratar una época de la Historia de España tan convulsa como fue la Invasión francesa y que hoy, más de 200 años después, sigue resultando actual gracias a sus obras sobre el 2 y 3 de mayo de 1808, y especialmente por medio de sus famosas series de “Los desastres de la Guerra”.

Unas obras aparentemente decorativas

Las primeras salas en las que se divide la exposición sobre cartones son, desde mi punto de vista, las más simplonas y las que sí que pueden acabar cansando al visitante, sobre todo si no es un gran enamorado del arte. Son en concreto varias salas en las que se muestran los cartones para tapices que Goya realizó para las dependencias reales, y que están centradas en la naturaleza y la caza.

GoyaPrimera sala de la exposición: Destaca la escultura de un fauno en medio de los cartones para tapices, relacionando así el gusto por la caza de la Realeza con la mitología clásica, donde la caza era también uno de los principales pasatiempos de los dioses. Imagen cortesía de CanalPatrimonio

Pero antes de seguir con la temática de estos cartones, creo que bien merece la pena hacer una pausa para explicar qué son exactamente los cartones para tapices. Un tipo de obra que siempre acompaña al nombre de Goya pero que en pocas ocasiones se toman la molestia de explicar en condiciones.

Sí. Por su propio nombre ya se intuye lo que son: cartones, así como para qué son: para tapices. Es decir, son los cartones donde se dibujaban los motivos que más tarde se llevarían a la fábrica de tapices para crear esa misma composición pero en tela. No obstante, esta aclaración no responde a otras cuestiones que pueden surgir al respecto: ¿Goya solo hacía cartones para tapices? o ¿por qué limitarse a este tipo de encargos en vez de hacer cuadros propiamente dichos?

Lo que ocurre es que para hacer los tapices que decorarían las estancias reales no valía cualquier motivo, y sobre todo este no se podía hacer de cualquier manera. Pensar que la idea final era cubrir con tela (en concreto la tela de la Real fábrica de Tapices de Santa Bárbara, creada expresamente para decorar todos los Sitios Reales) las inmensas paredes de los palacios, con lo que era necesario dominar los volúmenes y sobre todo ser capaz de crear una composición gigantesca.

GoyaSala centrada en los cartones con temática musical: Varios auriculares reproducen la música de la época para que el visitante se vea completamente inmerso en la época

Y en ese sentido Goya era el mejor de su época, solo superado por el pintor Raphael Mengs, primer pintor de cámara del rey Carlos III. Solo cuando Goya sustituyó a Mengs como primer pintor de la Corte empezaría a realizar las otras grandes obras por las que es conocido, incluyendo el retrato de la familia de Carlos IV y las obras de la Guerra o sus famosas pinturas negras, ya en el declive de su vida.

Las clases sociales a través de escenas cotidianas

Sin embargo, aunque a primera vista los cartones parecen obras menos importantes, pues eran simplemente decoración para estancias palaciegas, lo bueno de Goya es que fue capaz de darle un mayor significado que el que solían tener estas piezas decorativas.

Muchos de estos cartones se centraban en la naturaleza y la caza, que no dejaban de ser los pasatiempos preferidos de la realeza (y motivo por el que hay tantos cuadros de este tipo en todos los museos) y donde poco más significado se podía sacar de un bodegón con frutas, flores o piezas de caza.

GoyaLa boda (1792): Una de los cartones de Goya donde quedan perfectamente reflejados todos los sentimientos en torno a algo tan común de aquella época como eran los matrimonios concertados entre señoritos de la nobleza y las hijas de los menos pudientes. Desde el gesto resignado de ella al aspecto casi simiesco del novio rico, pasando por el gesto del padre de la novia, que trata de hacer oídos sordos a las burlas de todos los presentes, y que saben que ese matrimonio no es precisamente por amor

Pero en la serie de cartones para tapices que Goya realizó sobre los juegos y las fiestas populares sí que pudo introducir una segunda lectura, y sobre todo su famosa “psicología de los personajes”. Esta psicología es básicamente la capacidad que Goya tenía para mostrar los sentimientos a todos los personajes que retrataba, especialmente a través de unas miradas profundas y sentidas, y que pocos pintores han sido capaces de igualar.

Destacan en ese sentido el famoso “La pradera de San Isidro” o “La gallinita ciega”, y que en apariencia solo mostraban al pueblo madrileño divirtiéndose en las fiestas populares en escenas llenas de colorido y buen ambiente. Pero como digo Goya siempre era capaz de dar una lectura más política a esta escena cotidiana, con ejemplos constantes de la lucha de clases sociales que tenía lugar entre el pueblo español y sus soberanos.

GoyaLa pradera de San Isidro (1788): Una de las pocas obras de Goya centradas en los festejos y donde las clases sociales conviven en armonía y se muestran iguales, disfrutando del día en honor al patrón de Madrid, San Isidro

Ocurre así en obras como “El juego de la Pelota” o en su serie de las estaciones, donde se pone de manifiesto (aunque de forma sutil para no ser censurado) cómo el pueblo se deja llevar por la violencia en cuanto había alcohol de por medio (y sin embargo el juego de apuestas estaba permitido), mientras que el tabaco (el otro gran vicio de la época) subía de precio de manera abusiva sin que nadie le pusiera remedio. Y lo mismo ocurría con los niños que eran obligados a trabajar desde los cinco años, pero que la realeza aceptaba sin problemas.

GoyaEl invierno (1786): cartón perteneciente a una serie sobre las estaciones, donde la representación del crudo invierno le permite mostrar las diferencias entre una familia de sirvientes que, muertos de hambre, se ven obligados a transportar a un cerdo bien alimentado para que lo disfrute su señor en la comodidad de su palacio

Los majos y majas como héroes de la época

En ese sentido las obras donde mejor queda patente esa diferencia de clases sociales, así como dejan claro el posicionamiento de Goya al lado del pueblo pese a ser pintor de la Corte, son las que tienen como protagonistas a los majos y majas.

Los majos y majas era como se conocía al pueblo llano de aquella época, especialmente los dedicados a la venta ambulante, y que era algo así como el único modo de conseguir dinero de manera honrada sin tener que recurrir al robo o a la prostitución.

GoyaEl chatarrero (1779): Una escena común en los tiempos de Goya donde el chatarrero mostraba la mercancía a las damas y, de paso, hacía gala de ese flirteo constante que consiguió que fueran conocidos como «los majos»

De este modo los vendedores ambulantes (los chatarreros o vendedoras de naranjas) se convertían en los ejemplos perfectos del pueblo llano, y que Goya trataba como si fueran auténticos héroes pese a ser conocidos también por sus flirteos y comportamientos poco decorosos para la época. ¿Cómo? Pues representándolos con las mismas posturas que los héroes y dioses clásicos. Es lo que ocurre por ejemplo con su “chatarrero” cuya postura tumbada es similar a la del “Galo moribundo” de la época clásica.

GoyaEl galo moribundo (S.III a.C): Momento de dolor y heroicidad al mismo tiempo, donde un soldado galo sabe que está herido de muerte pero se niega a rendirse y trata de mantenerse erguido junto a sus armas. Su postura es muy similar a la que Goya utilizó para su chatarrero 2000 años después

Precisamente este tipo de representaciones fueron las que empezaron a generar una enemistad entre Goya y la realeza, especialmente a la muerte de Carlos IV, pues los reyes tenían claro que no era bueno para ellos que el pueblo llano fuera ejemplo de coraje y virtud, en contraposición a su poder heredado y que, hasta ahora, nunca había sido cuestionado.

Lo mismo ocurría en el sentido contrario, cuando Goya representa a personajes que generalmente no son tenidos en cuenta como ejemplo de virtud, como son las prostitutas. Goya era capaz de representarlas con un halo de melancolía y soledad que consiguen que cualquiera que vea la obra sea incapaz de no sentir otra cosa que respeto hacia esa mujer capaz de vender su cuerpo para poder alimentar a sus hijos, y que simplemente ha tenido la mala suerte de nacer en una familia pobre.

GoyaLa cita (1779): Representa una situación muy común de aquella época, donde las prostitutas se reunían con los hombres en el bosque para ofrecer sus servicios. Pero en esta ocasión Goya ha optado por mostrar un momento de descanso en el que ella contempla el infinito con getso melancólico y cansado. Una imagen nada común a la de otras obras con prostitutas donde siempre se mostraba a estas mujeres disfrutando de su trabajo, para tranquilidad de la conciencia de sus clientes

La exposición del Prado

Lo bueno de esta exposición, como suele ocurrir en un Museo con unos fondos tan asombrosos como es el Prado, es que junto a las obras del artista que se están exponiendo le acompañan otras de otros artistas incluso de épocas distintas, para que así el visitante tenga una idea clara de lo que está viendo. Y, además, ayuda a que la visita de la exposición resulte más amena, que eso siempre es bueno.

En ese sentido destacan las esculturas clásicas y mitológicas que se pueden ver entre medias de los cartones, para que pueda verse de primera mano en qué obras de ese tipo se inspiró Goya a la hora de crear las suyas.

En resumen, una exposición que pese a tener por título Goya, no se centra exclusivamente en este pintor sino en una nueva manera de entender la pintura, pese a que su materia prima son simples cartones para decorar estancias reales en las que el pueblo español era entendido como poco más que un divertimento.

Más info:

Lugar: Museo del Prado

Fecha: hasta el 3 de mayo de 2015

Precio: 14€ (7€ tarifa reducida para estudiantes) Gratuito para jubilados, parados y las dos últimas horas del día todos los días de la semana

Acerca de barbaracruzsanchez

Leo y veo de todo. Y cuando digo de todo es de TODO. Nunca sabes qué serie o libro hay por ahí escondido que va a acabar convirtiéndose en tu favorito...
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